Diarios de Activismo: Los idealistas

Es una tarde de verano de 2013, tengo 18 años y es mi primer día de universidad, estudiando Relaciones Internacionales. El profesor nos pide que nos presentemos y digamos por qué elegimos esta carrera.

Para ser honesta, no recuerdo exactamente qué dije, creo que fue algo como: “para hacer la diferencia, para formar parte de espacios internacionales que tengan poder de decisión y generen un impacto positivo para muchos”. Lo que sí recuerdo vívidamente es que el profesor me respondió: “que idealista”.

Se suele pensar que los idealistas son personas que viven en las nubes, capaz demasiado soñadores, que aspiran a construir mundos utópicos, o que, aunque bien intencionados, sueñan con cosas que no pueden ser reales o son inalcanzables.

Incluso en la teoría de las Relaciones Internacionales, el primer gran debate es “Idealistas vs Realistas”, el realismo surge como contraposición al idealismo de los primeros teóricos de las RRII, de ese idealismo que buscaba la paz y la cooperación internacional. E incluso los realistas llegan a decir que el idealismo es una visión ingenua, inmadura de pensar el sistema internacional.

Pero la realidad es que no hay cambio sin idealistas, sin personas que crean, desde lo más profundo, que el cambio es posible, que un mundo mejor es posible, que se puede trabajar por algo más grande, pensar en lo colectivo, ir más allá de mi realidad y mi contexto.

¿Qué hay de los demás? ¿Cuáles son los problemas de nuestro mundo? ¿Y qué puedo hacer yo para encontrar soluciones? Cada gran cambio fue impulsado por personas con cierto idealismo como motor dentro suyo porque solo quien imagina otro mundo es capaz de empezar a construirlo.

Vivimos en un mundo profundamente fracturado, y, especialmente hoy, tenemos a un clic millones de noticias, videos y artículos de múltiples cosas que están mal en este mundo: guerras, conflictos, desastres naturales, cambio climático, hambre, injusticia. Sé que es abrumador, pero no hay que dejar que eso nos paralice.

Necesitamos más idealismo, más creer que sí se puede, porque nadie que cambió las cosas, que impulsó movimientos o promovió leyes que lo cambiaron todo, supo desde el momento uno que iba a lograrlo. No, ellos no sabían cuál iba a ser el resultado de sus acciones, pero igual decidieron apostar, tirarse a la pileta, animarse a dar el primer paso cuando nadie lo daba, luchar sin saber qué iba a pasar.

Hay que creer, tener fe, tener cierto idealismo dentro nuestro, porque si no, no se puede. Ese idealismo es necesario para que nos impulse, para que nos dé fuerza cuando estamos cansados, cuando nadie apueste por nuestras ideas o cuando encontramos barreras a los cambios que queremos generar.

En un mundo que promueve la dopamina instantánea, que nos vende la felicidad como tener muchas cosas,  o ganar mucha plata, que promueve la división, la discriminación, el pensar solo en uno mismo… Animate a decir no, a ir por el camino difícil, el camino menos cómodo, a pensar en nosotros en lugar de yo, a preguntarte: ¿Qué puedo hacer yo, desde mi lugar, para crear un mundo mejor?

Animate, porque necesitamos más idealistas.

Foto de 2022 junto a activistas por la educación de todo el mundo, camino a la Cumbre sobre la Transformación de la Educación de la ONU.

Siguiente
Siguiente

Diarios de Activismo: Volver a Eje